sábado, 14 de agosto de 2021

Punto de inflexión

Como muchas otras personas en este planeta, he vivido experiencias bastante intensas a lo largo de mi vida, pero siempre con un elemento común a todas ellas: la libertad para decidir hacerlas o no. A pesar de la presión laboral, social, familiar, ... siempre he considerado que una persona, como ente individual, es quien tiene la última palabra para tomar cualquier decisión en su vida. 

Hacerlo no es fácil y conlleva, como no podía ser de otra manera, tensión, nervios, estrés, fuertes emociones, etc. Pero en última estancia, y a pesar de todo ese cúmulo de elementos negativos, es la propia persona quien tiene la capacidad de decidir libremente y finalmente toma esa decisión o no. Esa libertad para decidir no solo depende del individuo sino que depende de otro elemento muy importante: un entorno donde el individuo tenga derechos para ejercer esa libertad de decisión.

La razón última que me ha llevado a comenzar este blog es el punto de inflexión que se está apunto de alcanzar con motivo de la gestión mundial de la crisis de Sars-cov-2. y que, de no rectificar y aprender de los errores cometidos, va a suponer un cambio radical, con perdida de libertades y derechos incluidos, para todos y lo que es peor, para las próximas generaciones.

A finales de 2019 y principios de 2020 comenzamos a oir hablar del Sars-cov-2 en muchos medios de comunicación debido a las desorbitadas medidas que el Gobierno chino estaba adoptando debido a un brote de este virus.

El punto de inflexión llego el 14 de marzo de 2020 cuando se publicó en el BOE el estado de alarma y la adopción de medidas extraordinarias para afrontar la crisis sanitaria que, según el Gobierno, suponía dicho virus, estableciendo el primer periodo de 15 días de confinamiento de toda la población española en sus propios domicilios. A partir de ahí todos los ciudadanos españoles saben ya lo que ocurrio: perdida del derecho a deambular entre Comunidades Autonomas, Provincias, Municipios, toques de queda nocturnos, obligación a guantes, luego mascarillas y un sinfin de limitaciones y restricciones que pueden consultar en el BOE mas arriba referenciado.

Se cerraron negocios, colegios, y toda la administración pública quedo prácticamente NO funcional, incluida una parte tan esencial en una crisis de este tipo, como es el Sistema de Salud. Se suspendieron todo tipo de consultas externas, visitas, listas de espera, limitándose a atender aquellos casos que realmente se pudieran considerar como "urgencia". 

Paralelamente, y conforme el miedo y sobretodo el pánico crecía exponencialmente entre la población, también lo hizo entre el personal sanitario, que en esta situación eran los primeros en ofrecer respuesta a aquellos ciudadanos que pudieran estar infectados con el Sars-cov-2. Sería interesante debatir sobre la enorme escasez de EPIs que hubo para estos  trabajadores sanitarios y como afectó directamente sobre los pacientes. Unos prescindieron de ellos porque consideraron que la letalidad de dicho virus no era preocupante y otros, los que entraron en pánico, limitaron hasta niveles máximos el contacto con los pacientes, lo que como pueden ustedes suponer tubo un impacto sobre los mismos.

Paralelamente, un servicio social de extrema importancia en España como son las residencias de ancianos, era impactado de lleno por las restricciones y limitaciones establecidas por el Gobierno, reduciéndose el personal y recursos al mínimo. Todo ello en un ambiente de incertidumbre total sobre "quien debía hacer que" y "que debía hacer quien".

De acuerdo con el informe del grupo de trabajo COVID19 y residencias, tal y como dice en su página 13, entre el 47% y 50% de los fallecidos por COVID en la primera ola se encontraban en residencias de ancianos. Estamos hablando de prácticamente la mitad de los fallecidos de la conocida primera ola. Este es un tema que a muchos españoles nos gustaría que nos aclarasen, pero parece ser que los políticos no están por la labor de "investigar" que ocurrió en ese periodo en las residencias de ancianos. Esperaremos a que las denuncias interpuestas por particulares arrojen algo de luz.

Bueno, hay mucho mas de que hablar, pero de momento las preguntas que muchos nos hacemos son las siguientes: 

  • ¿Cual fue el impacto de la respuesta por parte de las administraciones públicas, Gobierno Central y Autonómicas respecto al Sars-cov-2¿ ¿lo Alivió o lo agravó?
  • ¿Realmente fue necesario cercenar derechos y libertades de los ciudadanos para afrontar esta crisis sanitaria?
  • ¿Por qué un año y medio después, seguimos con toques de queda en partes de España, cuando ha quedado patente que  los números que arrojan los test RT-PCR no reflejan para nada la realidad sanitaria real, sobre el terreno, en nuestro pais?
  • ¿Por que no se puede, a día de hoy en este país, abrir un debate sosegado sobre determinados temas para intentar sacar "lessons learned" y solo se considera UNA versión de todos los hechos, a pesar de la incertidumbre científica que todavía existe respecto al origen, impacto sobre los humanos, tratamientos, profilaxis del sars-cov-2?

Una última reflexión: los humanos manejamos muy mal la incertidumbre hasta el punto de que somos capaces de agarrarnos a un clavo ardiendo si eso nos proporciona algo de sensación de seguridad, aunque el problema de base que genere la incertidumbre siga sin resolverse.

En este tipo de situaciones, quien se encuentra en una posición de poder son los que decidirán por el resto en proporcionarnos en mayor o menor medida esa sensación de seguridad que necesitamos en función de los objetivos de quien se encuentre con las riendas del poder.


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